Lo más recomendable es que la fachada sea un preludio de lo que uno se va a encontrar dentro. Debe plasmar a la perfección el estilo y el gusto de la familia que vive dentro de la casa. Hay que personalizar el hogar tanto por dentro como por fuera. El color, el decorado, las ventanas, las puertas… todo ello son elementos a tener muy en cuenta.
Si tienes pensado combinar varios colores, de entrada tengo que decirte que el gris de fondo, el color almendra y el beige son los que mejor pueden sentarle a tu fachada. Luego puedes decantarte por color naranja o teja con detalles blancos para las cornisas, marcos de las puertas y ventanas. Con ello lograrás reflejar una imagen de elegancia y transparencia.
Los colores claros y especialmente el blanco, nos dan una sensación de pureza, de pulcritud, de orden y distinción. Por otro lado, los colores cálidos dan una sensación de alegría, confianza y amistad, son muy acogedores. Los colores terrosos, marrones, rojizos, representan a la tierra, por lo que quedan muy bien en ambientes más naturales, combinados con plantas.
Imágenes: internet
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